Preguntamos “quién es”, y no “quién era”, porque la Señorita Pepis sigue estando ahí. Eso sí, no sabemos muy bien de quién estamos hablando, ni cómo es, ni dónde está. Pero está.
Los más jóvenes lo encuentran todo en Internet y ahí verán que la Señorita Pepis está más activa que nunca, tiene sus páginas, su lugar en facebook e incluso hay otros espacios que desarrollan su personaje. Para los papás (o sea, los más adultos), no hace falta navegar por ninguna red para saber cómo calificar a esta Señorita: lista, profesional, aplicada, aseada, polifacética… Desde la infancia hemos visto los anuncios de los juguetes de la Señorita Pepis, y siempre tenían que ver con potenciar alguna habilidad o trabajo de gran utilidad.
También es verdad que a veces podía parecer
demasiado perfecta, pero en tal caso el problema no era ella sino nuestra pereza. Lo cierto es que los críos (especialmente las niñas) de varias generaciones que se dejaron llevar por esta Señorita han resultado muy laboriosos y además a gusto. Así pues, vale la pena preguntarse: ¿De dónde surgió esta señorita que es mezcla de profesora, pariente y amiga?
La Señorita Pepis apareció allá por 1955. No sabemos su nombre de pila de puro discreta que es. Fue la empresa Graines S.A. quien nos la presentó. La idea de esta empresa era aprovechar la tendencia innata de los niños a imitar a los mayores, y convertirla en juego. Así tomaron cuerpo productos como la máquina de tricotar, el botiquín de urgencias médicas, la canastilla bebé… con la que los más pequeños reproducían actividades de sus padres. A ello se unieron otras parcelas más lúdicas como las de maquillaje, tocadores, creación de complementos… A partir de los años sesenta, la publicidad en televisión supuso el lanzamiento definitivo de estos productos, que eran conocidos por todos los niños de España.
Sí, pero… ¿Y la señorita? La historia es casi de cuento. Sucedió que había muchas niñas que escribían cartas al fabricante preguntándole cosas sobre el funcionamiento del juguete, o cómo obtener recambios de piezas, etc. En Graines se dieron cuenta de que era preciso que alguien contestara esas cartas con el cariño que merecían, y empezaron a buscar a esa persona idónea. Un día, el fabricante se encontraba en la oficina de patentes y marcas y comentó su problema con el jefe de dicha oficina. En la dependencia trabajaba una joven, Margarita Callao, que enterada del asunto asumió ser ella quien respondiera las cartas de todas las niñas de España. Ella misma lo contó en un
libro publicado en 1996, Estimada senyoreta Pepis (Querida señorita Pepis), de Ketres Editora y prologado por Jordi Capdevila.
La fórmula tuvo un éxito inmediato. Las cartas se agolpaban en los buzones de la Señorita Pepis. Los juguetes incluían además unas cartas en blanco para facilitar esa comunicación. Se formó el Club de la Señorita Pepis, que llegó a agrupar a más de 130.000 niñas, y las unas invitaban a las otras a entrar porque lo más divertido era que ingresaran todas en pandilla. Como sistema de marketing no tenía nada que envidiar a los mejores de hoy, salvadas las distancias tecnológicas. En cierto modo, la relación de los niños con la Señorita Pepis fue en aquella época parangonable a la que los mayores tenían con otro personaje de gran éxito radiofónico, Elena Francis.
Hoy la Señorita Pepis sigue estando ahí de la mano de Diset, nos ofrece productos modernos junto a los clásicos y ha actualizado su imagen, aunque eso ya es algo que otro deberá contar… dentro de unos añitos.