Llegan los Carnavales y muchos deciden celebrarlo con un disfraz. En alguna entrada anterior hemos hablado de esta costumbre en relación con la Cuaresma, y hemos aludido a Carnavales especiales como el de Cádiz.

  Hoy podemos hablar del de Venecia, pues dicha ciudad ha sabido no sólo marcar un estilo propio de Carnaval sino también de disfraces. Películas como Eyes wide shut de Coppola, o Amadeus de Milos Forman han popularizado dicha estética, hasta el punto de que alguno podrá decirnos “Vas disfrazado del Carnaval de Venecia”, aunque no sepa muy bien qué significan esos trajes.

  Lo primero que debemos saber es que los Carnavales forman parte de una tradición muy extendida, y por tanto es arriesgado centrar en una fecha su inicio en un lugar determinado. Aun así, hay teorías que pretenden explicar el nacimiento del Carnaval en Venecia y su uso típico del antifaz (pues no todo disfraz debe conllevar, por sí, la ocultación de la identidad). Algunos dicen que hacia finales del siglo XV, la nobleza empezó a usar las caretas para poder mezclarse con el pueblo sin ser identificada y así conocer la realidad veneciana. Se aportan incluso los nombres de dos cortesanas -María José Pinto y Catalina Gómez- que habrían aconsejado al Dux dicho sistema para poder contemplar por sí mismo los problemas de sus súbditos. El uso de la máscara fue bien acogido por el pueblo que lo asumió como propio pues facilitaba el disimulo. Sabemos que las máscaras planteaban problemas de orden público y que por ello se limitaron; así por ejemplo en el año 1100 se autorizaban sólo entre el 26 de Diciembre y el Martes de Carnaval. Por esto mismo, Napoleón Bonaparte suprimió el Carnaval tras apoderarse de Venecia en 1797. La supresión se mantuvo -y fue obedecida con más o menos rigor, según épocas- hasta 1979, año en que se reinstauró como evento social y turístico de primer orden.

   En cuanto a sus disfraces, proceden de dos familias diferentes: una, la Comedia del Arte; otra, genuínamente veneciana. Ambas muestran una estética ajustada a los siglos XVII-XVIII, que hoy se complica con nuevos adornos y materiales, a veces muy vistosos y otras algo extravagantes, pero siempre reconocibles.

  La Comedia del Arte es un conjunto de personajes y escenas surgidos del pueblo, alrededor de asuntos como el amor, celos, intrigas… Destacamos algunos como Arlequín, humilde pero ágil, vestido de varios colores en rombos o parches; está enamorado de Colombina y es rival de Pierrot. Tiene un amigo tabernero llamado Brighella con media máscara y blusa blanca. Se les añade el Capitán Scaramouche, fanfarrón español con traje barroco, y algunos más como Pantalone, Zanni… todos de identidad franco-italiana, tan confusa como aquella corte francesa que tanto imitaba como repudiaba lo italiano en teatro, música o las demás artes.

  Como personajes puramente venecianos resaltan otros como la Bauta, de aspecto tenebroso y con tricornio negro y capa, o la Moretta con su óvalo de terciopelo negro usada por las mujeres. Hay otros como la Dama, o Gatto. El más fascinante quizá sea el Médico de la Peste, que más que una máscara era la vestimenta de un personaje real de la vida veneciana: aquél que en las epidemias debía visitar a los enfermos y llevaba una máscara con un pico muy alargado, no para ocultarse sino para evitar el contagio pues insertaba en el mismo especias o hierbas para respirar; tenía unos ojos de cristal o gafas para proteger los ojos, y portaba un sombrero para reflejar su cargo y un bastón para defenderse al entrar en lugares peligrosos. Y es que entre el disfraz y la realidad no siempre hay gran diferencia.