monopolyTodos conocemos el juego del Monopoly. Muchos lo hemos practicado alguna que otra vez. De hecho, se trata del juego de mesa más famoso del mundo y en ocasiones es citado como el más vendido del planeta; tiene versiones acopladas a países (México, Argentina…), ciudades (en España: Madrid, Barcelona o Zaragoza) y hasta formatos tematizados como en el caso de Disney, Shrek o La Guerra de las Galaxias.

    El juego consiste en competir con los demás jugadores para hacerse con la mayor riqueza posible, estando la clave en la posesión cada vez mayor de inmuebles –primero en suelo y después en construcción- de diverso valor en función de su situación. En el triunfo influye algo la suerte, pero en mayor medida la estrategia adquisitiva del participante, quien debe usar sus dotes para saber aplicar sus recursos de la manera más rentable en cada momento y dosificar sus riesgos. Es, realmente, una escuela para aprender a invertir en el modelo capitalista y de hecho el nombre Monopoly alude al éxito del ganador, que termina acaparando –monopolizando- toda la riqueza.

    Sin embargo algunos se sorprenderían si conocieran que el origen magie elizabethdel juego intentaba enseñarnos todo lo contrario: los peligros de la riqueza urbanística. En efecto, el juego fue inventado hacia 1903 (patentado al año siguiente con el nombre ”The Landlord´s game”) por Elizabeth Maggie, una mujer nacida en Illinois en 1866 y cuya inquietud intelectual le llevó a preocuparse por cuestiones como la justicia social, la pobreza y los modelos económicos.

    Elizabeth no fue una mujer inactiva. En 1906 se traslada a Chicago donde entra de lleno en contacto con un movimiento social llamado “Georgismo”, con cuyas ideas congeniaba. El Georgismo era un sistema doctrinal elaborado por Henry George (Filadelfia 1839, Nueva York 1897), personaje peculiar a mitad de camino entre aventurero, político y economista, y cuya idea era Henry Georgemuy sencilla: la acumulación de la tierra en manos de unos pocos es la causante de la pobreza de la mayoría, en un proceso que siempre va a más. George vio que hechos tales como el incremento de población o el tendido del ferrocarril elevaban el valor del suelo a velocidad mucho mayor que el crecimiento de los salarios, provocando la concentración de riqueza en manos de cada vez menos personas. Propugnó para corregirlo un impuesto único sobre los inmuebles, en lugar de sobre las rentas del trabajo. George entendía que la actividad laboral debía liberarse de cargas, mientras que la tierra o el suelo, al ser un elemento común de la naturaleza, no debía ser apropiada por ningún ciudadano y en caso de serlo debía compensarse con una carga fiscal tal que restableciera los equilibrios.

    Fue una doctrina en parte simultánea al marxismo, pero con tintes más liberales buscando la compatibilidad entre ambas. Sus ideas no cayeron en el olvido; economistas como Milton Friedman lo han tenido en cuenta, o legislaciones como la de Hong Kong (de suelo tan reducido). landlord gameEn España tuvo seguidores como Blas Infante o Joaquín Costa.

    Lo que sí cayó en el olvido es que el juego creado por Elizabeth Maggie se inventó para enseñarnos que el monopolio de la riqueza no era un triunfo sino un riesgo para la sociedad. Las patentes de su juego y otras versiones aparecidas fueron pasando finalmente a manos de Parker Brothers, ahora dentro de Hasbro. No estaría de más que en el manual de instrucciones se hiciera un recordatorio de la idea original de Elizabeth y del Georgismo.