El repelente niño Vicente es una de las más geniales creaciones del humor español. Me resisto a escribir su referencia en cursiva o entrecomillado porque, más que un título de libro, es un verdadero personaje incorporado a una galería de retratos donde el ser ficticio es mero accidente.
Y es que el repelente niño Vicente merece existir, ya sea en las páginas de un libro o fuera de ellas. Lo arquetípico del personaje y el sonsonete “repelente-Vicente” le han asegurado el formar parte de nuestro lenguaje al menos para varias generaciones. Actualmente todos, hasta los más jóvenes, han oído hablar de este crío fastidioso y usan alguna vez su nombre para aludir a alguien sabiondo, inoportuno e irritantemente responsable. Vale la pena que hagamos un recordatorio de cuál es el origen de este maravilloso infante.
Todo empieza en el año 1951. En ese año, un chico de 25 años emigró desde Logroño a Madrid. El joven se llamaba Rafael Azcona. Su destino era trabajar en la revista La Codorniz, publicación humorística que por entonces y desde hacía unos diez años se había convertido en el producto más atrevido, mordaz y creativo de los permitidos por la censura franquista. La genialidad de sus colaboradores (Tono, Mihura, Alvaro de la Iglesia, Conchita Montes, Mingote, Chumy Chúmez, Summers…) le permitió coquetear siempre con los límites políticos a la libertad de expresión. Se definía a sí misma como «La revista más audaz para el lector más inteligente», y ciertamente lo fue, hasta su lamentable desaparición en 1978.
Rafael Azcona entró en La Codorniz y allí colaboró desde 1952 a 1959 realizando viñetas e historias bajo pseudónimos como Arrea, Profesor Azconovan, o Repelente. A esos años pertenece el famoso niño Vicente. Azcona elaboró un personaje muy propio de la época, donde la educación familiar y colegial tendían a educar niños muy formales, disciplinados y enciclopédicos, pulcros y repeinados. Esta tendencia partía de la base de que los niños, por definición, eran en origen todo lo contrario a ese resultado relamido que la educación esperaba de ellos; por ello lo desesperante era ese niño cuya materia prima ya le inclinaba a tan sorprendentes “virtudes”, la cuales de puro exageradas parecían defectos y le hacían realmente insoportable de tan perfectito que era (algo parecido al mote de “Doña Perfecta” como versión femenina). Por poner un ejemplo, la primera vez que Vicente habló fue para chivarse de que su niñera había coqueteado en el parque del Retiro mientras le paseaba; incluso Doña Victoria, la madre de Vicente, antes de venir éste al mundo tuvo un antojo que no consistió en fresas sino en leer una enciclopedia. Y así con todo.
Con el personaje de Vicente, Rafael Azcona compuso un libro de lectura deliciosa, plagada de anécdotas e ingenio y con una calidad literaria que se esconde tras el carácter cómico de su contenido. En el año 2005 se reeditó una “versión no autorizada” con algunos añadidos. Para muchos, Rafael Azcona es un desconocido, pero es autor de numerosas novelas y guiones que luego se han convertido en películas clásicas de nuestro cine de la mano de Berlanga (El verdugo, Plácido, La vaquilla), Ferreri (El pisito, El cochecito), Trueba (Belle epoque, La niña de tus ojos) y de otros como Bigas Luna, Cuerda, etc., lo que le ha valido numerosos premios como el Premio Nacional de Cinematografía en 1982, o hasta siete premios Goya entre 1987 y 2008 y otras cuatro candidaturas al mismo.
Así pues, nos encontramos posiblemente ante el mejor guionista del cine español de los últimos cincuenta años. Lamentablemente nos dejó en 2008, con 81 años. El repelente niño Vicente, sin embargo, no ha sido llevado al cine, quizá porque está hecho para ser leído y disfrutado de una manera más íntima. También es cierto que los tiempos han hecho que envejezca, no el niño Vicente –que siempre los habrá-, sino el entorno que lo hacía tan irritante precisamente por su docilidad hacia el sistema. Curiosa reacción la de los adultos cuando un niño hace, exactamente, lo que le pedimos que haga.
Si bien no fue llevado al cine, existió en TVE cadena única una serie sobre este personaje. El gran Valeriano Andrés era el padre de Vicente, que interpretaba un Torremocha (no recuerdo su nombre de pila).
Lástima no poder verlas!